Sol Cultural

Miguel Ángel García – El año que nos sentimos vulnerables

 

Desde que nacemos, somos animales preñados de miedos… y de inseguridades: “miedo a todo aquello / que podía venir y acabó por llegar”, nos dice Joan Margarit en su póstumo Animal de bosque.

La pandemia nos puso en pausa, nos mostró lo vulnerables que éramos y nos obligó a dejar de mirar hacia adelante para mirar hacia los lados, también hacia atrás a través de ese retrovisor que, aunque a veces se nos olvida, todos tenemos incorporado de serie: la memoria, el recuerdo… el pasado.

Terminó el confinamiento, nos llenamos de incertidumbre y empezó la famosa desescalada que iba a dar paso a la “Nueva Normalidad”. Por fin, podíamos salir –libres– a la calle, primero sin mucha protección (la deslocalización ligada a la globalización había creado serios problemas de abastecimiento en muchos productos, particularmente sanitarios), después ya con mascarillas: higiénicas, quirúrgicas, FFP2… nuestro vocabulario se fue ensanchando de manera natural. Detrás de cada ciudadano había un epidemiólogo atrincherado en su salón. Queríamos respirarlo todo, de golpe, aunque fuera con tapabocas, a grandes bocanadas.

Escribo estas líneas cuando ya hace más de un mes que en España no es necesario usar mascarillas en exteriores, subidos con nuestras endebles tablas de surfistas aficionados a la quinta ola (la sexta, si nos fijamos en el modelo cántabro) y todo este horror no tiene pinta de desaparecer en breve.

El virus nos robó los abrazos –Noli me tangere (No me toques)- y los besos; las mascarillas nos desdibujaron los rostros: caras de pena, sin expresión, orejas gachas (las gomas tiran). Alienación de baja intensidad, pero real: sin máscara pero con mascarilla… así estamos. Parece que de esto no vamos a salir “mejores”; el otro día escuchaba en la radio que quizás salgamos “majaras”.

¿Podemos hacer algo al respecto? Se me ocurren varias cosas: ovillarnos, fumar, leer mucho, perder el tiempo en cantidades industriales, observar, escuchar… esperar a que pase este largo invierno mientras entendemos la diferencia fundamental entre 2 metros de distancia y 2 metros bajo tierra. También nos lo contó Margarit: “Incluso sin caminos, no nos hemos perdido”.

Miguel Ángel García (Madrid, 1952) es diseñador gráfico. Ha realizado cursos de fotografía en la Universidad de Londres, el Centro Pompidou de París y el MoMA de Nueva York. Sus proyectos, enfocados a una relectura de la imagen, se caracterizan por un amplio trabajo documental, reflexionando sobre lo que cada fotografía muestra y esconde, y proponiendo una mirada crítica al espectador. Sus principales líneas de trabajo se articulan a partir del análisis de la sociedad de consumo, el medio ambiente o la construcción del paisaje.

Ha realizado exposiciones en Santander, Madrid, Barcelona, Roma, Londres, París, Nueva York, Chicago, Miami, Santiago de Chile, San Salvador, Sao Paulo, Río de Janeiro, Delhi, Estambul o Isla Mauricio. Ha sido galardonado con el Premio de Fotografía Ciudad de Santander 2005, el Premio Arte Laguna (Venecia, 2015) y el Premio Lens Culture Art Photography (París, 2019).

 

Raúl Lucio, julio 2021

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