Sol Cultural

El martes 17 de diciembre entregamos los premios del VI Concurso de Microrrelatos Sol Cultural.

El jurado del concurso compuesto por Alberto Iglesias, Guillermo Balbona y Marta San Miguel ha seleccionado 27 relatos que aparecerán publicados en una edición impresa el próximo año.

Primer Premio
¿Cuánto por una cabeza?
de José Manuel Gómez Vega

Segundo Premio
Relaciones fugaces
de Rafael Novoa Blanco

Tercer Premio
Chica lobo
de Alfonso J. Jaular Llama

FINALISTAS
Feroz
de Nino Elgarrista Ibáñez.

Vuelo en pompa
de ROSA AYESA ARRIOLA.

Naúfrago
de Ángel Revuelta Pérez.

Mención especial en recuerdo a Moncho:
Malos tiempos
de RAMÓN ZARRAGOITIA MEZO.

Seleccionados

Elena García Sainz «sin título»

Francisco Manuel Sierra Gutiérrez «el tiempo en la desesperanza»

Raúl Clavero Blázquez «discusión»

Alejandro Vázquez Valdovinos «lobatomía»

Santiago Cava Diego «una experiencia cuasi mística»

Carlos Barranco Rubín «lobotomía»

Ángeles de los Santos Ramírez «Las cinco menos cuarto»

Chus Penas «la donna è mobile»

Ana Chacón Marin «Las verdades del barquero»

Juan Miera Allegue «Viceversa»

Francisco Manuel Marcos Roldan «Sin cuento»

Paloma Casado Marco «El cazador»

Paloma Casado Marco «La creación»

José Luis González Martínez «Los cuarenta»

Lucía Iglesias González «La calle»

Mario Fernández Menindez «Esperando la hora»

Vicente Pérez Masedo «Disfraz»

Ana Cristina Fernández Argudín «Reproche»

Mireya García Gracia «De paño verde»

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Primer Premio
«¿Cuánto por una cabeza?» de José Manuel Gómez Vega
Basado en la foto: Lobatomía de Saray Guerra

La crisis económica parece haberse confabulado con la sentimental.
Con lo que saca dando clases particulares apenas consigue pagar el alquiler de su cutre-apartamento. Escucha en el telediario que la crisis ha empujado a muchos a vender sus órganos, e internet se lo confirma.

—El que recibe el riñón se cura y es feliz —le dice un traficante por teléfono—, tú consigues dinero y eres feliz, yo me llevo un porcentaje y soy feliz. Todo mi negocio está basado en la felicidad.

—¡No es felicidad sino desesperación!, le grita antes de colgar.

Tras beberse la botella de vino ella sola, se desnuda ante el espejo del ropero para palpar los órganos de los que podría prescindir… que si un riñón, que si un coño (total para lo que lo uso), que si… entonces se fija en la pared y vuelve a llamar por teléfono:

—¿Cuánto por una cabeza?

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Segundo Premio
«Relaciones fugaces» de Rafael Novoa Blanco
basado en la fotografía «Esperando la hora» de María Gil Lastra

Suena el teléfono, lo descuelgo.
—¿Diga?
—¿Nazaret? Soy yo, preciosa. Ya estoy a la altura de El Sardinero. El tráfico está espeso como las lentejas que hace tu madre —reprimo una carcajada—. Aún así, estaré ahí en unos minutos.
—De acuerdo.
—No quiero que me recibas desnuda como la última vez —me pide.
—¿Entonces?
—Déjate los pendientes puestos, el tiempo ha refrescado —susurra con voz de arena.
—Es así como voy ahora vestida —le informo, sintiendo arder las mejillas y el mistral trepar por mi espalda como una enredadera.
—Pues dile a tu piel que la espera ha concluido, porque mis labios ya están a siete semáforos de distancia —dice antes de colgar.

Me retiro del teléfono con una sonrisa en mis labios fruncidos, y sin ningún remordimiento por haberle mentido a un desconocido. Y es que cuando pasas de los sesenta años, los hombres solo te llaman por equivocación.

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Tercer Premio
«Chica lobo» de Alfonso J. Jaular Llama
Basado en la foto: Lobatomía de Saray Guerra

“Sed como lobos” decía el filósofo loco y caperucita le hizo caso y se puso su cabeza.

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Finalista:
«Feroz» de Nino Elgarrista Ibáñez
Basado en la foto: Lobatomía de Saray Guerra

El ansiolítico, la caja de laxantes, unos analgésicos y el protector gástrico. Ya tengo todos los medicamentos, así que me dirijo a casa de mi abuelita.

No deja de llover y mis medias rojas están empapadas. Un amable hombre-lobo se ofrece a acompañarme con su paraguas. Caminamos cogidos del brazo y en seguida me siento atraída por su irresistible perfume animal.

A la abuelita no le importa que vaya con chicos a su casa, así que recibe con agradecimiento la bolsita de la farmacia y se encierra en su cuarto para no molestar.

Nos quedamos solos y se desata la pasión. Me vuelve loca que me muerda al besarme, yo le clavo mis uñas entre su pelo. Cuando saco la guillotina, él todavía cree que es un juego. Le ato y me enseña los dientes. La cuchilla cae y llega el orgasmo.

– Abuelita, ya puedes sacarme la foto.

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Finalista:
«Vuelo en pompa» de ROSA AYESA ARRIOLA
Basado en la foto: «Burbujas» de María Gil Lastra .

Hay que reconocerlo, las pulgas se lo saben montar. Se habían invitado solas a casa, y ya llevaban un mes de okupas, instaladas en mi sofá favorito; amargándonos la vida, haciéndome rabiar como a un perro, rasca por aquí, rasca por allá, y ellas todo el día y toda la noche de juerga. Además, se debió correr la voz de sus raves y cada vez venían más. Probamos varios métodos naturales, pero nada ¡no había manera de invitarlas a irse! Hasta que hoy, mi compañera de piso, que sabe mucho de viajes, les ha hecho una oferta irresistible: chute de pipeta azul, baño aromático con mucha espuma y vuelo en pompa a la troposfera. Y míralas, ahí se van, tan a gusto, en esas naves-burbuja de habitáculo panorámico, cabina presurizada y laminado transparente con filtro arcoíris, mientras yo estoy aquí todo mojado apestando a albaricoque.

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Finalista:
«NÁUFRAGO» de Ángel Revuelta Pérez
Basado en la foto: “La isla del viento” de José Beut Duato.

Robinson releyó la carta que había escrito en el reverso de la manoseada notificación bancaria que, durante meses, había permanecido olvidada en su cartera. La enrolló y la introdujo en la botella de Coca-Cola. Elevó el brazo y, tras un profundo suspiro, la lanzó al interminable mar de nubes que le rodeaba. El vidrio, de un transparente color verdoso y labrado con las características ondas de la marca de refrescos, lanzó un pequeño destello antes de hundirse en la espesa bruma.

A continuación subió al montículo que coronaba su pequeña isla suspendida en la nada y se sentó a otear el horizonte, como lo hacía todos los días desde que su avión lo lanzara a la atmósfera tras la explosión. A lo lejos pudo ver la cola de un 747 cortar el esponjoso océano como la aleta de un tiburón, antes de que las nubes borraran de nuevo su estela.

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Mención especial en recuerdo a Moncho:
«Malos tiempos» de RAMÓN ZARRAGOITIA MEZO

Malos tiempos cuando el banco ignora las súplicas;
cuando el teléfono ya no funciona;
cuando ella vive con sus padres y mis hijos;
cuando suena el timbre y recuerdo una fecha;
cuando la Opresión aguarda tras la puerta;
cuando los abogados debieron vender su toga;
cuando una orden judicial contiene tu nombre;
cuando el policía baja la mirada avergonzado;
cuando un funcionario se siente cómplice;
cuando sucumbo al vacío de la santanderina calle del Sol.

Malos tiempos impresos sobre pavimento a la entrada del Rubicón.

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Agradecimientos:
A todos los que os habéis presentado porque sin vuestras historias no tiene sentido el concurso.
Al jurado por su paciencia.
A la Librería Gil por seguir a nuestro lado apoyando este concurso.
A la Fundación Santander Creativa por ayudarnos a seguir.

Primer premio: José Beut Duato “La isla del viento”.

 

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